La dimensión cultural es transversal en nuestros programas y actividades. Parte del trabajo que realizamos en este campo tiene que ver con la promoción de la autonomía, el acceso y la participación activa de las personas con discapacidad a espacios culturales, artísticos, recreativos, lúdicos, etc, en igualdad de condiciones que las personas sin discapacidad. También promovemos desarrollo de la expresión artística y cultural entre niños, niñas, jóvenes y adultos, de acuerdo a sus intereses y proyectos.
Trabajar estos aspectos adecuadamente implica para nuestra organización transformar estereotipos vinculados a la infantilización, eliminar barreras comunicacionales, erradicar la discriminación en el acceso a lugares, así como la segregación en espacios o eventos "especiales". Que las personas con discapacidad intelectual tengan más oportunidades para "salir de casa" está estrechamente vinculado a que cuenten con apoyos adecuados.
Asimismo buscamos participar como institución en la producción de sentidos sociales y culturales, revitalizando la diversidad cultural, la recuperación de identidades vinculadas al territorio y a la historia de nuestra comunidad.
El derecho a la participación cultural
El derecho a la participación en la vida cultural está planteado en el artículo 30 de la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (Participación en la vida cultural, las actividades recreativas, el esparcimiento y el deporte)
Allí establece que los Estados debe adoptar las medidas pertinentes para que las personas con discapacidad tengan acceso a material cutural, actividades, espacios culturales, productos de comunicación en formatos accesibles. Y a la vez para que puedan desarrollar sus propias producciones, "no sólo en su propio beneficio sino también para el enriquecimiento de la sociedad". Así está contemplada el lugar de las personas con discapacidad, en la producción cultural.
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