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Quebrar mitos, Transformar realidades


Cada vez que miramos atrás, que reflexionamos acerca de la discapacidad en el tiempo, que vemos cómo la sociedad ha concebido, entendido y comprendido (o no) la discapacidad en distintos momentos, observamos cómo han ido cambiando, mejorando y avanzando las posibilidades de integración, de realización personal, de autonomía y de calidad de vida de las personas que tienen, entre otras cosas, alguna discapacidad.
Si en determinados momentos se pensaba a la discapacidad como enfermedad, como una patología centrada en el individuo mismo, puede decirse actualmente que las miradas sociales tienden a cambiar lentamente, y se comienza a pensar esta problemática como una cuestión social, relacionada al entorno. Es un proceso positivo de cambio que, si bien lleva años tratando de instalarse en el imaginario de las personas, se encuentra con barreras muy grandes que son producto de concepciones ya arraigadas.
El proceso de transformación que posibilitaría la integración al espacio social de las personas con discapacidad, la posibilidad de una vida autónoma y de poder desarrollar su propia personalidad, no está, sin embargo, relacionado tan sólo con una época histórica. Más aún se relaciona con una visión particular, con la forma en que se presenta para nosotros la persona con discapacidad, con la concepción de “lo diferente”. Como sociedad, estamos acostumbrados a vivir dentro de ciertos patrones que nos ayudan a desenvolvernos en la relación con los otros y valoramos a las personas según se acerquen o alejen de los comportamientos considerados dentro de lo “frecuente”. Así entendido, será la “mayoría” la que determine lo que está dentro o fuera de las oportunidades, quiénes estarán preparados para integrarse al medio social, y quienes no, en fin, se estará decidiendo sobre cuestiones tan delicadas como barreras, oportunidades y derechos.
Sin embargo, no existe nada en la naturaleza misma de la persona que la identifique como diferente, más bien, todas las personas tenemos características que nos hacen únicas, que conforman nuestra identidad. Si no fuera así ¿sería posible conformar una sociedad? Es gracias a lo diverso que funciona el mundo, que cambia, se transforma, por lo que cada uno piensa, vive y construye como parte de su subjetividad.
El valor de lo diverso adquiere sentido, no al procurar adaptar las realidades particulares a las condiciones del medio, sino superando estos modelos desde una dimensión social heterogénea.
No estamos negando la discapacidad, todo lo contrario, pero no la consideramos como lo único constitutivo de la persona, sino como un elemento más entre todas aquellas dimensiones que le dan dignidad y que la ubican junto a los demás, de igual a igual. ¿Quién tiene derecho a decidir los moldes que determinan lo que está dentro o fuera de lo posible? Las verdaderas barreras no se encuentran en la misma discapacidad, sino en el pensamiento del entorno, en los significados que se construyen, en las negaciones. Son barreras culturales, simbólicas, no propias del individuo.

APADIM como parte de lo social
En esta dirección, tratando de romper con los mitos creados, es desde donde APADIM desarrolla el trabajo en la sociedad, buscando generar espacios y proyectos que promuevan la idea de diversidad y de integración como valores sociales.
Se trata de hacer un quiebre en las concepciones tan fuertemente establecidas y conocer el lugar que como sociedad tenemos a la hora de hacer accesibles las oportunidades, para que las personas con discapacidad refuercen su auténtica autonomía, logrando apropiarse de los diversos espacios sociales.

Para el logro de estos objetivos sociales, APADIM se desenvuelve en áreas como la educación especial, la capacitación e integración laboral, el trabajo protegido, los programas de desarrollo artístico y deportivo, la formación para adultos y la promoción social. Cada uno de los servicios desarrolla proyectos tendientes a lograr un trabajo transversal que contemple todas las dimensiones de la persona. De esta manera, han alcanzado logros importantes basados en la apertura de espacios en lo social, relacionados a ámbitos diferentes. En este sentido, los alumnos y concurrentes participan en diferentes festivales y eventos artísticos, mostrando manifestaciones culturales de diverso tipo, se integran al mundo del trabajo a través de proyectos creados con dicho fin, desarrollando una construcción colectiva de saberes y una identidad autónoma para desenvolver en la vida cotidiana

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