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Festival de músicos Especiales

León llevó a todos al país de la libertad
A las 9.45, anoche no cabía un alfiler en el Teatro San Martín. Había gente afuera pugnando por entrar y el Festival de Músicos Especiales daba la impresión de que no iba a terminar nunca. En el escenario ya estaba León Gieco, que había empezado su actuación solo pero que, después de Hombres de hierro y En el país de la libertad, comenzó a hacer lo que mejor sabe con chicos, adolescentes y adultos con distintas discapacidades que también sabían hacer muy bien lo suyo. El desfile incesante de León empezó con Elvira Ceballos y una hermosa versión de Zamba por vos. Pero al ratito, todo desbordaba.
Al lado de los músicos, Antonella y Carlos Sosa, becarios de la Escuela de Pintores sin Manos de Buenos Aires pintaban el clima de esa noche.
Otras personas con discapacidades se encargaban de luces, cámaras y micrófonos a pedido de León, cuya participación de anoche el músico quiso documentar para el proyecto que lo tiene ocupado: Mundo Alas. Gieco no es un advenedizo en este mundo especial. Cuando presentó a Maxi Lemos, un adolescente de San Luis, contaron cómo se conocieron, cuando, a los 11 años, Maxi lo abordó en un aeropuerto. “Yo canto tus canciones”, le dijo Maxi, que es cuadripléjico. “¿Sí? A ver, cantá algo”, lo desafió León. A los pocos días cantaron por primera vez juntos sobre un escenario de Villa Mercedes. Será por eso que anoche el dúo sonó tan bien con Carito y Cinco siglos igual. También subió Pancho Chévez, que asombra por la multiplicidad de sonidos que puede arrancar al instrumento que él mismo diseñó para suplir los brazos que le faltan. El show había empezado con buenos presagios con la actuación del coro de La Voz del Interior, que se lució cantando junto a la brasileña ciega, de Curitiba, Sara Bentes bajo la dirección de Gustavo Maldino. Después la noche siguió cumpliendo sus promesas con Lucas Martín (15) que contagió la alegría de un debut muy particular. Lucas fue el gestor del grupo rockero Resurrección, que anoche hizo una muy buena versión de Tu cárcel, de Los Enanitos Verdes. La banda la conforman cuatro adolescentes, dos de ellos con ceguera. “Mi papá es bancario y me insistió para que me conectara con los hijos de un compañero de él, que también hacen música”, cuenta Lucas, alumno del cuarto año del Carbó. Sus amigos Javier y Pablo Mosconi tienen apenas un año más, y tocan la batería y la guitarra eléctrica. El cuarto integrante es Gastón Gaviglio, “amigo del alma” de Lucas.
Ambos son egresados del Helen Keller, cuya orquesta de padres, alumnos y ex alumnos volvió a bajar el telón del Festival. El encuentro anual del Rotary propició un verdadero tiempo de cosecha para el Helen Keller y para el profesor de ciegos Adrián Demaría. El cierre fue muy emotivo, con León Gieco y “sus chicos” cantando a coro Sólo le pido a Dios. Pronto se sumó el coro de niños y padres del Helen Keller y, al final, todo el teatro cantó de pie. “Hasta el año que viene, en este mismo lugar y a la misma hora”, pudieron decir anoche los organizadores del Festival de Músicos con Capacidades Especiales, exhaustos pero felices.

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