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Se desarrolló el Seminario de Promoción de la Inclusión Laboral para jóvenes en situación de exclusión social

Con la intención de propiciar el encuentro de experiencias, visiones e ideas, las organizaciones sociales CECOPAL en alianza y coordinación con APADIM - Córdoba y La Luciérnaga, junto a la Comisión de Ayuda Comunitaria de los empleados de la planta de Volkswagen y con el apoyo del Programa Una Hora para el Futuro (que llevan adelante la agencia de cooperación Terre des Hommes y los trabajadores de Volkswagen Alemania), impulsaron este seminario que logró que empresarios cordobeses, educadores y equipos de integración de estas ONG y jóvenes se juntaran a dialogar sobre los desafíos y las necesidades de construir oportunidades de inclusión laboral para jóvenes en situación de vulnerabilidad social. Entre las empresas y organizaciones invitadas participaron representantes de Volkswagen Córdoba, Vates SA, Wallmart (quienes expusieron sus experiencias como empresas integradoras), la empresa Servicios Integrales San Vicente, el programa de trabajo popular del INTI, el programa Servicio de Empleo de la AMIA y La Voz del Interior.

Este seminario forma parte del programa de capacitación e inclusión laboral que las tres organizaciones cordobesas llevan adelante hace dos años. Con el apoyo e impulso del programa Una Hora para el Futuro, Cecopal, La Luciérnaga y APADIM vincularon su largas experiencias de trabajo con distintas poblaciones (jóvenes de barrios y sectores marginales, jóvenes trabajadores de la calle y personas con discapacidad intelectual) y encararon el desafío de diseñar un modelo de capacitación e inclusión laboral desde una perspectiva de derechos.
Debates y encuentro.
El evento se desarrolló en dos momentos: por la mañana equipos técnicos y jóvenes trabajadores vinculados a las ONG organizadoras discutieron sobre las fortalezas y debilidades de las integraciones laborales mediante talleres que luego socializaron en un plenario. Por la tarde, el encuentro se completó con las exposiciones de representantes de los jóvenes y los equipos técnicos, además de la mirada de la integración desde la experiencia de tres empresas cordobesas.

Así, por ejemplo, se discutieron aspectos relacionados con los procesos de pasantías, instancias que pueden constituir una buena estrategia de capacitación en el puesto de trabajo pero en las que se deben evitar distorsiones como convertirse en situaciones de precariedad laboral. En todo caso la clave está en el acompañamiento técnico profesional y el compromiso del empleador. Puesto que se tratan de poblaciones que por distintos motivos condiciones sociales, discapacidad, etc. se encuentran en situación de vulnerabilidad, los procesos de integración laboral deben estar acompañados por las organizaciones en las que los jóvenes depositan su confianza y encuentran el apoyo para continuar con un proceso que no es sencillo.

Lo importante, en todos los casos es considerar la inclusión no sólo como laboral, sino también social, ya que es evidente que los beneficios de tener trabajo no son sólo económicos: trabajar implica un cambio de identidad, la posibilidad de ocupar un espacio distinto en la familia y en los círculos afectivos, de pararse frente a la vida con herramientas y confianza en sí mismo.

Otro tema central es la necesidad de ver las integraciones laborales no como experiencias de caridad sino como una instancia de responsabilidad, en la que debe primar la oportunidad de que los jóvenes con menos ventajas de la comunidad puedan ejercer un derecho que además les permita pararse frente a la comunidad como ciudadanos con una mejor calidad de vida.

Los testimonios de los jóvenes arrojaron muchos de los conceptos más ricos: “El trabajo me dio muchas cosas que yo no pensaba que lo merecía para mí”, compartió Victor, un joven trabajador que a pesar de su situación de discapacidad y pobreza, diariamente está torciendo una historia de exclusión que por generaciones marcó a su familia.
La vulnerabilidad social arroja a los muchachos y muchachas al borde de la legalidad, la salud, el acceso a la educación y hace imposible la construcción de proyectos de vida dignos. Las posibilidades de evitar estos procesos de exclusión son responsabilidad de toda la sociedad, de las organizaciones, las empresas y el estado.

Las empresas al tomar a personas con discapacidad no necesariamente deben establecer vínculos más flexibles o distintos a los del resto de los empleados, manifestaba la representante de recursos humanos de Wallmart. En todo caso, los empleadores deben contemplar e incluso promover el crecimiento de los jóvenes, como en la capacitación específica o la finalización de la educación formal.

Particularmente, la necesidad de establecer estrategias que permitan que los jóvenes en situación de vulnerabilidad social puedan retomar, fortalecer o culminar su educación formal es uno de los pilares del programa de inclusión que estas organizaciones llevan adelante. “Es vital, por las exigencias actuales que plantean las mayorías de los empleos pero sobre todo, porque es un derecho al que deben tener acceso todos los jóvenes”, manifestaba Marcelo Mateo, director de Cecopal y coordinador del programa. Este evento es un paso en la construcción de un documento de cooperación con empresas que reflejen condiciones políticas fundamentales para formalizar alianzas de inclusión.

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