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Una noche en Carlos Paz.

¿Las sierras o el mar? Vieja vacilación, reiterada por las clases medias al comenzar enero. Ser o no ser. Costumbres argentinas. El calor parece recrudecer ciertos efectos paranormales en el funcionamiento adecuado del razonamiento criollo. Reduce las inquietudes a frivolidades, a temas funcionales a un sistema de desinformación y exclusión. Una vez más.
Durante los meses del verano, cualquier comentario reflexivo, la más modesta invitación al diálogo con algún contenido es molesto, tedioso, aburrido, importuno. El mandato es no ser mala onda, aburrido. "No pienses". Tomemos algo en el parador, miremos y hagámonos ver. Más tarde nos bañamos, nos cambiamos y nos perfumamos. Damos unas diez o quince vueltas por las cuatro cuadras del centro. Vamos al teatro, dice alguien y la ironía involuntaria se vuelve cinismo al recorrer la grilla de obras y elencos repletos de ignotos personajes de realitys, siliconadas bailarinas, seudo divas conventilleras, humoristas recicladores de arcaicos chistes machistas y xenófobos... con menos carisma y gracia que una tortuga. No es una feria de fenómenos, es teatro.
Pero la realidad aparece, terca, imbatible y grotesca en cada esquina con semáforo y limpiaparabrisas, en cada mesita de restaurante que acumula estampitas. La realidad está ahí, luchando como puede por hacerse visible entre las carteleras.
A decir verdad, cada estación del año brinda “motivos suficientes” para huir del pensamiento crítico. “Cuando llego a casa no quiero pensar. Con todas las complicaciones del trabajo, los problemas de todos los días, una vez que llega la noche prefiero desconectarme, olvidarme un rato de todo. Poné Tinelli.” Economizar el pensamiento. Economizar el diálogo o derrocharlo a raudales en temas que no obligan a ponerse de acuerdo en nada.
Todo está subordinado a una política que gana su renta. Desinformar para ocultar. Negocio económico y político.
La realidad no se va de la panza de los pibes, de las goteras en la chapa, de los cestos de basura del centro, de los carritos cartoneros, de las villas. La realidad no puede evadirse tan fácilmente, del otro lado del cerco.
Como estoque final, el sistema que cajonea discusiones, ideas y futuro, ofrece con emoción algunas entradas gratis para repartir entre los pobres, los chicos huérfanos, los downs; no en horarios pico, claro y separados del resto, "hasta le ponemos un transporte especial para que los traiga y los lleve". Integrarlos un ratito a la fantasía, a la irrealidad, a la mentira. Poné Tinelli.

Martín Passini

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buenas ideas y relexiones!! la verdad es que como bien decis, en esta epóca del año ( aunque para algunos,todo el año)la economización de todo lo que te haga pensar y reflexionar esta tan presente...!
Muchas gracias, por compartir tus ideas,me adhiero totalmente a tu reflexión.

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