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"Ojalá que al ver la película muchos chicos se pregunten quién es Videla"

LA POLÉMICA ÓPERA PRIMA QUE SE ESTRENA HOY
En su primer largo, Nicolás Capelli muestra una historia provocadora: antes de suicidarse, el protagonista decide matar al dictador. Y, lo que es más curioso, en el reparto incluye parte de la troup de Cris Morena. F. Nicolini.

Un chico decide suicidarse, pero antes quiere dejar un legado: asesinar al ex dictador Rafael Videla. Esa es la premisa de la ópera prima de Nicolás Capelli –realizador de televisión, director del documental Reconstruyendo la fe y coautor de un libro junto a Dalmiro Sáenz– que, precisamente, se llama Matar a Videla. “Me gusta mucho la metáfora”, ironiza sobre el título del film que se estrena hoy y tiene a Diego Mesaglio, Emilia Attias y Felipe Colombo junto a Juan Leyrado y María Fiorentino en el elenco. “Si me lo preguntás hoy, no sé si lo hubiera mantenido, porque nos causó algunos problemas legales”, dice.


–¿Por qué quedó ese título, entonces?
–Tiene que ver con el origen de todo. Un amigo de nuestro grupo se quitó la vida e hizo una serie de actividades muy extrañas antes de morirse. Y ahí surgió la pregunta: si te estás por morir, ¿qué hacés? Y muchos de nosotros, sus amigos, dimos la misma respuesta: “Yo lo mato a Videla”.

–Pero una cosa es una hipótesis entre amigos y otra es convertirlo en una historia. ¿No era un riesgo?
–Lo es, y creo que gran parte de la crítica negativa que vamos a recibir se va a basar en eso. Queríamos afrontar el riesgo y además plantear el debate: ¿cuál es nuestro legado? ¿Qué harías si te quedara una semana de vida?

–¿Cuál es la motivación del protagonista?
–Él cree que tiene una vida vacía, pero claro, todos tenemos una vida vacía. Ninguno de nosotros hace la mitad de lo que debería hacer para dejar algo que perdure, que trascienda. Pero como no quería que el personaje generara empatía, le dimos un perfil de alguien que no tiene quiebres, que no tiene altibajos emocionales, que se cree mejor de lo que es.

–Más allá de ese planteo, la última dictadura es un tema transitado que forma parte de un discurso público, ¿qué aporta la película en este sentido?
–Espero que la película no agregue nada. Lo que sí quiero que quede claro es el mensaje que deja Estela de Carlotto (que aparece al final): “El dolor no da derechos”. A lo mejor, sin buscarlo, se convirtió en el leitmotiv de la película. Es una frase que Estela utiliza mucho y en una charla con ella le ofrecí formar parte y que la dijera. Ella me advirtió que el título nos iba a generar problemas. Pero de todas formas tener un título tan fuerte era un desafío que traté de contrarrestar con el mensaje de la película.

–¿Y creés que lo lograste?
–No lo sé. Creo que tengo una película con buenas actuaciones, que tengo a un Diego Mesaglio en un papel muy difícil de sobrellevar, tengo a Juan Leyrado y María Fiorentino en grandes papeles de cine, dicho por ellos, y tengo una revelación, que es Emilia Attias, y creo que está muy bien. También sé que tengo una película polémica y que cometí todos los vicios de la ópera prima, aunque me propuse no cometerlos: traté de contar una historia y terminé dejando un mensaje. Pero a lo mejor no estoy arrepentido.

–¿Por qué elegiste actores de televisión vinculados al mundo Cris Morena?
–Yo soy una persona de la tele. Y sé que en el mundo del cine, en esta secta, los actores de televisión son mala palabra. Y eso me motivó porque yo confiaba mucho en ellos, sabía que con Emilia nos jugábamos una carta fuerte: cuando la llamamos, ella ni siquiera había arrancado, no era quien es ahora. A nosotros nos voltearon el proyecto de muchas productoras porque nos pedían recurrir a los actores del cine argentino, pero nuestro elenco era éste y me parece que funciona. Yo soy un malísimo director de actores, así que el mérito es de ellos.

–El protagonista plantea que Videla es un monstruo, ¿no es polémico teniendo en cuenta las teorías sobre la justicia posgenocidios planteadas desde Hannah Arendt hasta acá?
–Lo que se pregunta el personaje es cuánta muerte puede cargar un montón de años y de huesos, y él ve a un Videla con manos débiles cargando un rosario y dice ¿éste es el monstruo del que hablan? Justamente quiero mostrar que no hay un monstruo, hay un tipo. Ojalá que al ver la película, muchos chicos se pregunten quién es Videla.

Fuente: Crítica Digital.

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