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Abriendo Puertas: nota de inserción laboral.

La revista Saberes: Inclusión Laboral.

Profesionales de la Escuela de Formación Integral y Capacitación laboral de APADIM participaron de la revista Saberes contando las experiencias institucionales en la formación y en la cultura de trabajo brindadas para la inserción laboral de los jóvenes que asisten y quienes egresaron de la institución y actualmente se desempeñan trabajando en empresas del medio.

En la revista se exponen las voces de Gonzalo Motta, egresado de la Escuela y operario de Wolkswagen, Ester Frola , directora de la Escuela de Laboral y Norma Baratta, coordinadora del Programa de Integración laboral.

La revista Saberes es una publicación del Ministerio de Educación, del gobierno de Córdoba.

Aca compartimos, la transcripción de la nota.

Abriendo Puertas.

Más de 120 alumnos cordobeses, con distintos grados de discapacidad intelectual, se encuentran realizando pasantías laborales en empresas de diferentes rubros. Dos de ellos trabajan temporalmente en una de las plantas metalmecánicas más grandes del medio y aspiran, como ya les ocurrió a otros 50 chicos en toda la provincia, a quedar efectivos.

Gonzalo y Sabina son completamente independientes. Con sus capacidades especiales, realizan una pasantía laboral en Volkswagen, la fábrica de cajas de cambio para automóviles, situada en el kilómetro tres y medio del camino San Carlos, de la ciudad de Córdoba. Se mueven solos por la fábrica. Van a trabajar también solos.

Gonzalo se encuentra en el MQ200, el sector donde se producen las transmisiones para vehículos de hasta 160 cilindradas. Esta en la línea de armado: monta los aros sincronizadores, que- en una explicación simple- viene a ser los que permiten que entren las marchas cuando se hacen los cambios.

“Me siento muy orgulloso”, dice este chico de 26 años, con síndrome de down, sobre la tarea que lleva adelante desde hace un año, cuando todavía estaba en la escuela.“ Si viene alguien y se pone a hablar conmigo; le digo que primero hay que hacer el trabajo”, afirma, asumiendo la responsabilidad del a cargo y aclarando que no va a desatender sus obligaciones, para ponerse a charlar con sus compañeros.

Entusiasmada como Gonzalo, que hasta el año pasado cursaba en el instituto de Educación Especial que funciona en APADIM, organización no gubernamental dedicada a la formación de niños y jóvenes con discapacidad intelectual, se encuentra Sabina: alumna del sexto año de la Escuela Especial Don Orione, que gracias al trabajo en red que realizan las instituciones educativas de la modalidad pudo hacer una pasantía en APADIM y partir de allí llegar a Volkswagen.

Con 23 años, Sabina trabaja en la administración de la planta automotriz, repartiendo el correo y distribuyendo los insumos de papelería - lapiceras, sobres de papel, hojas, etc- que sus compañeros de oficina necesitan. “Armo los pedidos. Si me piden mucho y no hay, les digo que esperen, que no alcanza para todos. Por suerte nunca se enojan conmigo.”. “Cuando firmé el contrato me emocioné mucho, aunque tenía miedo de lo que me podía pasar”, admite. Su temor estaba vinculado ala responsabilidad que implicaba decidir qué materiales comprar y cómo distribuirlos: “Tenía que pensar. Y no sabía si me animaba”.

Entre las máquinas de la fábrica o los pasillos de las oficinas, cuando se los ve a Gonzalo y a Sabina pareciera que hace años trabajaran allí.

Cultura del Trabajo.

Organizado- al igual que otras escuelas especiales si el tipo y grado de discapacidad que atienden se los permite- en niveles como una escuela común- nivel inicial, primario, ciclo básico unificado y de especialización, a los que se suman un área de educación temprana y un jardín maternal- el Instituto de Educación Especial de APADIM, cuenta con una Escuela de Formación Integral y Capacitación Laboral, donde los alumnos de cuarto a sexto año de nivel medio cursan, en la orientación Producción de Bienes y Servicios, las especialidades en Alimentación y Diseño Gráfico.

Para la directora, Ester Frola, la formación integral y la capacitación laboral van de la mano y “ninguna tiene mas peso que la otra”. “No solo se trata de desarrollar una competencia en un área especifica, sino de formar personas, haciendo hincapié, fundamentalmente, en la cultura del trabajo”, acuerda con la directora quien es coordinadora del Programa de Integración Laboral, indica Baratta.

Los chicos a los que se refieren son aquellos que se encuentran cursando sexto año, de la escuela especial, y que, si así lo desean, pueden realizar pasantías laborales. “El joven decide si quiere o no trabajar: a veces los estudiantes no quieren un empleo abierto y si un taller protegido, de panificación o de diseño gráfico”, aclara Ester Frola. Para Gonzalo realizar su práctica en una empresa como Volkswagen, en vez de en APADIM, era fundamental. “Quería trabajar, pero no en un taller protegido, sino en un empleo abierto”.

No se trata de beneficencia.

Para quienes deseen integrarse al mercado laboral, existen una serie de convenios con empresas – alrededor de 20, de diferentes rubros y dimensiones-, que bajo la Ley de Pasantías Laborales pueden “incluir a los alumnos en un espacio de trabajo, en una situación de paridad con quienes no tienen discapacidades”.

“Los programas de integración laboral- o por lo menos el nuestro- no son una bolsa de trabajo”, advierte la directora de la escuela, al tiempo que señala: “Esta iniciativa está conformada dentro de una entidad que apunta a la defensa de los derechos de las personas con discapacidad y a generar las instancias para su inserción”. De manera coincidente, la inspectora técnica de educación especial de la DIPE (Dirección General de Institutos Privados de Enseñanza), Marcela Gorosito, habla del trabajo, que se viene realizando desde el Ministerio de Educación, para incrementar los espacios de encuentro e intercambio entre las instituciones educativas de la modalidad y de sus actores, así como con distintas organizaciones, para lograr la integración laboral: “ continuamos golpeando puertas, para garantizar a todos nuestros niños y jóvenes el acceso a espacios a espacios normalizadores, con igualdad de oportunidades a fin de que sean respetados como sujetos de derecho”.

En ese marco, cada vez que, en este caso, APADIM establece contacto con una compañía para lograr que adhiera al convenio de pasantías, se aclara que “no se está haciendo beneficencia”. “Muchas veces se presentan empresarios para contratar personas con discapacidad, por entenderlo como un gesto solidario”, comienza explicando Baratta. “Pero la solidaridad si bien en principio abre puertas, luego las cierra. Porque una vez que el empresario siente que ya “dio” lo que tenía, finaliza la relación”, sostiene, al tiempo que completa: “ El programa se toma el tiempo- el que haga falta- para trabajar con la empresa e informarle y transmitirle cuál es el objetivo en relación a la integración laboral”. La idea del ministerio de educación- completa Gorosito- es “lograr que los aprendizajes de los alumnos con discapacidades no queden en el ámbito de las escuelas; a través de las organizaciones que brindan un espacio para que los alumnos y futuros egresados puedan dar cuenta de sus capacidades y competencias laborales”.

Así, resulta fundamental que las organizaciones del medio con las que se relacionan tengan entre sus objetivos garantizar la inclusión y la igualdad de oportunidades. De allí que la remuneración de los pasantes es un tema que no se discute. “Aunque está establecido que la pasantía puede ser rentada o no; una condición básica para nosotros es que rentada o no; una condición básica para nosotros es que debe ser paga”, afirma Norma Baratta, para quien es muy importante “valorar el trabajo de los chicos”. “Si bien están aprendiendo, también son productivos. Además, movilizarse tiene un costo”, justifica.

Para los jóvenes discapacitados, ganar dinero – cuando en general sienten que sus padres gastan mucho en ellos- se convierten en un motivo de orgullo y en un generador de planes. “Lo más importante es la plata para ayudar ami familia. Todo lo que hago, lo hago por ellos” afirma Gonzalo, mientras Sabina plantea: “Estoy contenta. Mi papá esta feliz porque estoy ocupada. Ahora voy a arreglar mi casa, que le falta pintura: pero también me voy a comprar ropa”.

Un desafío para la compañía.

Como Volkswagen, son una veintena las empresas que participan de las pasantias laborales con APADIM, pero probablemente la incorporación de chicos con discapacidades a la firma alemana haya sido el desafío de mayor envergadura, la tratarse de una empresa metalmecánica, cuyos elementos de trabajo implican un riesgo mayor que los de otra compañía.

Mariano Nieto, coordinador de empleo y capacitación de VW, recuerda: “La verdad es que había temores. Hicimos algunos estudios previos, en cuanto a las cuestiones de seguridad. El rubro es medio complicado: hay vehículos y materiales que se mueven todo el tiempo dentro de la fabrica”.

La superación de muchos de esos miedos tuvo que ver con “vencer algunas barreras que uno tiene con respecto a la discapacidad”. “Fuimos aprendiendo sobre la marcha”, admite, mientras subraya: “Porque la verdad inconvenientes no hemos tenido ninguno”.

Con el objetivo de “valorar el trabajo de los chicos” además de que las pasantías sean rentadas, una de las bases del programa es que el puesto no sea creado para la ocasión, sino que verdaderamente se encuentre vacante y la empresa necesite cubrirlo. La idea que subyace es que si los jóvenes cumplen bien con su tarea, puedan aspirar a quedar efectivos.

“Son espacios concretos y no inventados. Nos pusimos a trabajar con la gente del Departamento de Seguridad e Higiene, para analizar las áreas sin cobertura de personal. De esa manera, nos encontramos con que teníamos cinco puestos para cubrir con inmediatez”, cuenta Nieto. Al igual que a cualquier persona que ingresa por primera vez a Volkswagen, a los pasantes se les asigna un tutor que los acompañan en los primeros tiempos. “La integración fue excelente. Los chicos están a la par de cualquier operario”, indica Nieto. “Al principio, había como una sobreprotección, pero eso se fue revirtiendo. La gente entendió que los jóvenes no tienen limitaciones y que son capaces de estar “solos”, afirma. “Ellos están totalmente formados en el ámbito de trabajo: tienen respeto por los horarios y por sus compañeros. Poseen una serie de valores que facilitan la integración. Muchas veces, la discapacidad es nuestra: por desconocimiento, concluye Nieto.

Más oportunidades.

En el marco de la política de garantizar a todos los niños, jóvenes y adultos el acceso a la educación, la cartera educativa provincial se encuentra trabajando fuertemente en la integración educativa y social de los alumnos con discapacidades.

Anualmente, las escuelas especiales de la provincia presentan sus proyectos de inserción laboral, ante las autoridades correspondientes, para que sean evaluados y puedan brindar nuevas posibilidades a sus estudiantes.

Así, son 12 las instituciones privadas y 25 las de gestión estatal- 29 con sede en el interior y 8 en capital-, dependientes del ministerio d e educación, cuyos alumnos se encuentran realizando pasantías laborales. De esta forma, más de 120 pasantes, en alrededor de 70 empresas y 13 municipios, hacen efectivo su derecho al trabajo y ala igualdad de oportunidades.

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