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Ser parte de la historia…

La educación es espacio transformador, posibilidad de cambio, desafío humano, encuentro de culturas, intercambio de saberes. La educación tradicional nos habló de héroes de batallas y de héroes de asambleas, de patriotas de diferentes colores según quien narrara la historia, de hombres y mujeres que se hicieron cargo de su responsabilidad histórica y actuaron en consecuencia, de jóvenes rebeldes y niños audaces que jugaron su juego en la transformación de los sucesos. Esa misma educación hoy nos invita a ser parte de la historia, sin guerras ni estrategias de bandos, nos convoca a pensar que educación queremos construir con nuestros alumnos en la modalidad especial.

Una parte del sistema educativo hoy se sienta a pensar la transformación de uno de sus niveles a través del prisma de la educación especial, esa parte del sistema cuyos alumnos tienen discapacidad. Desafío fascinante si se piensa, si se enfoca desde los derechos como lo plantea el propio espíritu de la ley.

La educación de modalidad especial ha avanzado en estos últimos años muchísimo, ha repensado sus prácticas, ha analizado y elegido diferentes paradigmas, ha hecho un proceso transformador a partir del lugar que los propios alumnos demandan. Nos hemos cuestionado, construido, armado y desarmado proyecto, hemos crecido y nos hemos equivocado, lo que debería significar que algo debemos haber aprendido.


Hoy la Ley de Educación Secundaria que está en vigencia abre el debate a la Modalidad Especial para discutir los alcances de la homologación entre ambas modalidades a fin de que el alumno con discapacidad pueda cursar su trayecto de educación secundaria desde un enfoque de derechos.

Hacia adentro deberemos repensar los alcances de las adaptaciones curriculares, la transformación de las estrategias pedagógicas, los recortes de asignaturas que le dificulten al alumno el proceso de aprendizaje, la certificación de competencias, las escalas y modalidades de la evaluación.

Para ello debemos poder hablar un mismo idioma, tener la mirada puesta en la persona en su rol de alumno, sin descuidar la mirada en nuestro rol docente. Estamos definiendo el futuro de nuestros alumnos. Demasiada responsabilidad para hacerlo rápido y sin reflexión.

Homologar no es copiar esquemas. Homologar es pensar las estructuras significativas y comunes que le posibiliten al alumno hacerse cargo de sus derechos, como estudiante, como ciudadano pero fundamentalmente como persona.

Y para que sea verdadero el proceso es necesario ver de qué manera se implementan los proyectos educativos de cada escuela a fin de que se de cumplimiento a finalidad que plantea la ley: “contribuir al desarrollo de todas las dimensiones de la persona, habilitando a todos los estudiantes para el ejercicio pleno de la ciudadanía, para el trabajo y la continuación de los estudios.” (Diseño Curricular de Educación Secundaria.Tomo I.Pág.5)

Ser parte de la historia es asumir la responsabilidad como ciudadanos y docentes de transformar los procesos educativos que garanticen educación digna para cada alumno.

Autor. Lic. Ester Frola. Directora de la Escuela de Formación Integral y Capacitación Laboral y la Red de Talleres Protegidos de Producción- APADIM Córdoba.

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