Los obreros y obreras de Zanón acaban de celebrar 10 años de autogestión, demostrando que se puede sin patrón y es mejor si es del pueblo.
En el 2001 fueron 270 los puestos de trabajo recuperados y, terminando el 2011, son 439 l@s integrantes de la cooperativa Fábrica Sin Patrones (FaSinPat). Entre esos puestos de trabajo genuino, con las mismas condiciones de contratación para tod@s, sólo se diferencian los salarios por antigüedad o por régimen de trabajo. Hoy, 54 de ellos están en manos de mujeres, cuando sólo siete obreras había en épocas de Luis Zanón.
En una tarde de mates y charla con Andrés Blanco, que con sus jóvenes 33 años ya pasó casi la mitad de su vida trabajando en la fábrica y desde 2009 es secretario adjunto del Sindicato Ceramista de Neuquén, pudimos recuperar estos años de desafíos agridulces e innegable lucha.
¿Cuáles fueron el peor y el mejor momento desde la recuperación?
Para mí el momento más difícil fue cuando se cerró la fábrica, más allá de que antes de la ocupación hubo todo un proceso: comisión interna, comisión de mujeres, sacar el conflicto a la calle. Pero el cierre de la fábrica fue brutal, diferente a todo lo que nos venía pasando, que no nos pagaban y otras cosas que frente al cierre eran boludeces. Era un momento re difícil, yo tenía 23 años, una hija, decía: ¿ahora qué hago? En esa época había mucha desocupación, entonces uno pensaba “ahora cómo sostengo a mi familia”. Pero fue ese día nomás, enseguida empezamos a caminar por donde teníamos que ir.
El momento de más gratitud fue cuando, hace dos años, conseguimos la expropiación. Me parece lo más importante porque era algo que parecía imposible. Si bien todavía no está terminada la expropiación y tampoco es nuestro proyecto sino uno elaborado por el gobierno provincial para hacer política con Zanón, porque tenía que renovar la situación que había dejado lo de Fuentealba. Las diferencias son categóricas, nuestro proyecto plantea la expropiación sin pago, estatización bajo control obrero y plan de obra pública; el gobierno provincial planteó una expropiación con advenimiento, pactada con tres acreedores privilegiados que tienen derecho a cobrar. Es una expropiación con pago, primera contradicción. Segunda, que nos la ceden a la cooperativa FaSinPat, solamente eso, no existe la estatización ni el plan de obra pública. Pero ser reconocidos legalmente como dueños de la fábrica era un paso enorme que nos permitía consolidarnos, fue un momento de mucha emoción.
¿Cuál es el motivo principal por el cual el gobierno no acepta el proyecto de ustedes?
El motivo es ideológico. Al gobierno le serviría desde el punto de vista de la producción y para hacer demagogia política también, pero el tema es que no nos controlarían. Pero lo ideológico no pasa por controlarnos o no, sino que es un mal ejemplo. Sobisch, el innombrable, el cabrón ese, se llenaba la boca hablando de que en Neuquén había garantías jurídicas para los empresarios y Zanón era una contradicción para ese discurso, los empresarios dudaban de venir a invertir acá. Ellos gobiernan para el empresariado y Sapag no es mejor que Sobisch, ni a palos, no te mató un docente pero te judicializa, no le da respuesta a los compañeros docentes ni a los de salud, el esquema político no se ha modificado en lo más mínimo. Son todos neoliberales, plantean este discurso demagógico de defender la salud y la educación y después ves que las abandonan, las vacían y giran recursos para los privados.
¿En qué situación están ahora?
En cuanto a la expropiación, se aprobó la ley el 12 de agosto de 2009, en general y en detalle, con presupuesto y todo, pero, por decisión política del gobierno, no culminó el proceso. Marchamos, cortamos la ruta y bueno, ya pasaron dos años y pico y ¿Qué logramos? Por un lado, cinco compañeros procesados por los cortes de ruta y, por otro, que la jueza a fines de septiembre de este año resolviera definitivamente el tema. Hubo un pedido de inconstitucionalidad de la ley, que lo presentaron la hermana de Luis Zanón y la burocracia que estaba antes en el sindicato, un núcleo muy pequeño que no se quedó en la cooperativa y se presentó en el concurso, en la quiebra, diciendo que la ley es inconstitucional porque no los contempla a ellos, pidiendo que los indemnicen. Nosotros les dijimos que los indemnice Zanón y que nos indemnice también a nosotros, en la ley de quiebra somos el último orejón del tarro igual que ellos. Pero no puede ser que cuando sale la expropiación ellos vengan a hinchar las pelotas para que la plata salga de la autogestión. Eso se destrabó hace un par de semanas, la jueza resolvió declararse competente, lo que también estaba en discusión, declara constitucional la ley y reconoce que los términos en que está planteada la expropiación son correctos. Automáticamente, estos personajes de la burocracia, con los que incluso nos hemos enfrentado a piedrazos en la puerta de la fábrica, apelaron, volvieron a la carga con el pedido de inconstitucionalidad, con pocos fundamentos pero eso lleva un proceso para que se resuelva legalmente.
¿Cuál es la situación económica de la fábrica?
Venimos soportando los efectos de lo que significó la crisis financiera que desembarcó en 2009. Nosotros lo sentimos por la fuerte caída de la construcción y por otro lado se cerraron mucho los mercados internacionales, entonces las empresas que exportaban se volcaron con todo al mercado interno y eso nos mató, se desplomaron las ventas y se generó una competencia fea porque las patronales cuentan con muchos beneficios: exención de impuestos, el repro (programa del ministerio de trabajo de la nación que aporta mil pesos por mes por empleado durante dos meses para cubrir cargas sociales), cuestiones que fueron vendidas como una forma de sostener el empleo dentro de las fábricas y fue un subsidio al salario que recibieron las patronales y en la industria del cerámico se notó mucho. Logramos guapearla igual, sin resignar un solo puesto de trabajo aunque sí quedamos bastante resignados en cuanto al salario. Tuvimos que apagar dos hornos, hubo un retroceso en la producción por un efecto externo que lo aguantamos con lo que teníamos sin ninguna ayuda del estado.
¿No reciben ningún tipo de subsidio estatal?
Producto de esto, empujamos tanto que logramos un subsidio en la luz, otro en el gas y que por primera vez en diez años el estado nos comprara cerámicos. Con eso logramos parchar un poco la situación, hamacarnos y salir para adelante. El problema es que, en 2009 fue eso, en 2010 hubo un repunte en la economía pero nosotros no pudimos salir de ese pozo porque nos fuimos endeudando, apagamos máquinas y reiniciarlas tiene un costo alto. Se nos generó un desfasaje que recién ahora lo estamos pudiendo reacomodar.
Hasta el 2009 veníamos a pleno, inclusive discutiendo nuestro salario mes a mes, dándonos un manguito más a medida que íbamos pudiendo, otro manguito invertíamos en alguna máquina, en alguna reparación, otro lo íbamos guardando y esto nos permitió pasar la crisis.
¿Qué relación tienen con el estado?
El nuestro es un planteo de exigencia, que se transforma en denuncia en última instancia. Tanto el gobierno provincial como el nacional gobiernan para los grupos económicos, más enfrentados con unos o con otros pero en definitiva defienden los intereses de los empresarios, entonces ahí tenemos un problema y vamos a estar permanentemente enfrentados con el estado. Primero porque no creemos en la salvación individual, Zanón no hubiese aguantado diez años si no hubiese construido alianzas, algunas se nos fueron cayendo pero fuimos construyendo otras. Sectores que antes eran más combativos o estaban más en la calle hoy los encontrás un poco más cooptados o bastante más cooptados y también surgen otros. Entonces, nosotros no perdemos de vista que tenemos que mantener esto vivo en función de que pertenecemos a una clase social que, hasta que no se desarrolle hasta el final un proceso de lucha profundo, lo único que podemos hacer es seguir resistiendo. Nosotros nos ubicamos desde ahí.
Pero ustedes, dentro de las empresas recuperadas, son los que más insisten en la lucha por la estatización bajo control obrero. Los demás no lo hacen, algunos por considerarlo imposible y otros por entender que la construcción política debe darse por fuera del estado. ¿Cómo ven esa cuestión? Porque si se diera la estatización bajo control obrero ustedes pasarían a ser empleados del estado.
Sí, siempre hubo un debate que cuestionaba esto pero nosotros lo pensamos en escala, pensamos en una transformación del estado mismo. Somos completamente concientes de que este estado no lo va a hacer pero por eso no tenemos que bajarnos de esta consigna ¿Por qué no seguirla peleando? Los momentos van a llegar, entendemos nosotros, pero para que cuando ese momento llegue nos agarre organizados tenemos que mantener una coherencia, por eso lo mantenemos como una bandera. No solamente como una bandera para agitarla sino también para irla construyendo. Y acá es adónde apuntaba recién: nosotros no hemos abandonado la calle, no hemos perdido nuestro perfil de clase porque entendemos que tenemos que dar esa pelea más profunda y que no nos encuentre a Zanón solamente bajo control obrero porque sería poco probable que pueda subsistir.
¿Cómo es el sistema de toma de decisiones al interior de la fábrica?
Tenemos varios espacios democráticos de debate. El organismo máximo es la asamblea. Cada sector elige un compañero que es coordinador, es un delegado, un representante del sector a la hora de planificar la producción y discutir todos los temas que hacen a la situación de Zanón. Igual las reuniones son abiertas, no van siempre los coordinadores, a veces van otros compañeros.
Son 36 sectores, nos juntamos dos veces por semana a planificar la producción y a discutir temas de la fábrica, cuestiones de convivencia, temas de la situación económica, de la situación política. Las reuniones de coordinadores tienden a ser un núcleo donde centralizamos toda la información.
Hay una reunión de planificación específicamente de la producción, donde se decide qué vamos a producir esa semana, qué materias primas tenemos, qué tenemos que pagar. En la reunión de coordinadores se abordan temas más generales pero tiene límites para tomar decisiones. Las decisiones un poco más importantes se toman en la asamblea. Tenemos asambleas de turnos, cuando se cruzan el turno mañana con el turno tarde, y después con los compañeros del turno noche. De estas asambleas tenemos una o dos por semana, pero a veces no alcanza con esas asambleas, entonces una vez por mes hacemos las jornadas, en las que se toman las decisiones más profundas. Ahí paramos la planta y nos juntamos todos los turnos, estamos ocho horas, a veces nos quedamos más, depende los temas que haya, pero tratamos de discutir todo.
¿Se logra realmente la participación de todos?
Hay una rutina de voces repetidas pero en general el compañero participa, también depende un poco del tema que se trate pero la participación es muy alta. A veces abrimos el debate y participan un montón de compañeros al punto que termina la jornada y nos quedan un montón de temas sin discutir, pero bueno, la idea es que nadie se quede sin opinar.
¿Con qué criterio incorporan nuevos trabajadores?
En su momento, los primeros puestos que se generaron fueron para los compañeros del Movimiento de Trabajadores Desocupados de Neuquén, por una cuestión de solidaridad de clase porque ellos cuando iniciamos la lucha estuvieron con nosotros incondicionalmente, nos bancaron cuando nos reprimieron, cuando nos quisieron desalojar, cuando cortamos el puente, y levantaban la bandera del trabajo genuino entendiendo que la mejor manera de luchar por eso era impidiendo que se cierren las fábricas. Después incorporamos algunos familiares y después abrimos a la comunidad. Es lo más difícil, no te puedo explicar la cantidad de curriculums que hay en la fábrica y a pesar de que uno se siente bien de que le podemos dar la oportunidad de trabajar a alguien es mucha gente la que tiene necesidad y no podemos incorporar a todos. Por la capacidad productiva que tiene la fábrica, si estuviera todo andando a pleno se podrían incorporar 200 compañeros más. Igual, eso lo podríamos hacer pero ¿resolveríamos el problema de la desocupación? Ni a palos.
Ahora, hace cuatro o cinco meses que no podemos incorporar compañeros.
La fábrica llegó a producir un millón de metros cuadrados por mes, fue record en Latinoamérica, con la producción de un mes podías ponerle piso a todo el lago Nahuel Huapi, para que te des una idea. Hoy estamos produciendo 400 mil metros por mes.
¿Cómo se maneja el sindicato? ¿Hubo cambios desde que están ustedes?
Sí, nosotros modificamos el estatuto y eso es lo que permite que en esta renovación Alejandro López y Raúl Godoy, que son los dirigentes históricos hoy estén trabajando dentro de la fábrica y nosotros animándonos a dar ese paso adelante para cubrir la espalda de los compañeros. Está buenísimo porque no sé si en otro sindicato se hace. Un compañero lo graficaba muy bien cuando decía: ¿ustedes se imaginan a Moyano volviendo a manejar un camión? Ni a palos.
Hoy ningún compañero puede estar más de dos gestiones en el sindicato, a mí me queda esta gestión y después tengo que volver a laburar a la fábrica. Con ese gesto demostramos que se pueden hacer las cosas de otra manera y eso le da una confianza al compañero y también es muy bueno porque obliga a que surjan nuevos cuadros. Hoy Alejandro y Raúl dentro de la fábrica aportan muchísimo, más allá del gesto en sí de volver a laburar en las máquinas, el hecho de estar en el día a día a la par de los compañeros ayuda mucho porque el dirigente se aleja de la base en el sentido de que uno discute y se planta en las asambleas y te ven como allá arriba, lejos de tocar un cerámico, lo cual es verdad, yo hoy por hoy no toco un cerámico, aunque conozco las necesidades y la realidad de la fábrica pero por ahí los compañeros lo ven como una cosa alejada.
Pero bueno, en 2009 agarramos esta responsabilidad que es tamaña, apenas entramos enfrentamos la primera lucha en Stefani, ahí en Cutral co, otra fábrica que está bajo control obrero hace un año y medio. Tuvimos que enfrentar ese conflicto producto de la crisis de 2009, la patronal se borró, dejó a los compañeros en la calle y ahí tenemos otra fábrica bajo control obrero. Es mucha responsabilidad cargarse un control obrero pero, como siempre, si hay que defender la fuente de trabajo vamos hasta el final y fuimos hasta el final. Ahora están laburando re bien los compañeros allá, es re grosa su lucha, 60 familias hay ahí, produciendo ladrillos huecos.
Cerámica del Sur también está bajo control obrero desde la misma época que Zanón, es otra fábrica de ladrillos huecos que tiene más de 60 años y produce muy poco porque los hornos son viejos. Después está Cerámica Neuquén, la única de las cuatro representadas por el sindicato que queda bajo patrón.
¿Cómo incide la fábrica en la cultura, dentro de la comunidad?
Hacemos mucho en ese sentido, no sólo la escuela, los recitales en la fábrica, hace poco inauguramos un libro de cerámicos, un mural, con la poesía de Eduardo Galeano, hace un par de años lo hicimos con Juan Gelman. La relación con el pueblo está dada por el aspecto solidario que tiene Zanón, siempre hemos dicho que la fábrica es del pueblo y hemos estado donde pudimos estar colaborando y luchando. Y esto ya se naturalizó y donde hay una lucha saben que vamos a estar nosotros, si hay una necesidad, si se quemó una casilla, saben que vamos a estar colaborando con los pisos o haciendo alguna campaña. Siempre ahí pero sabiendo que no queremos hacer asistencialismo, queremos colaborar pero diciendo que eso es un granito de arena, para que haya cambios profundos tenemos que organizarnos. Está bien, quizás no es el momento, hay mucha gente que no lo quiere hacer pero no podés desistir de eso sino que tenés que ir construyendo de a poquito, siendo paciente y el momento va a llegar. Si vos sos coherente, te mantenés en tu posición, cuando llegue el momento te vas a dar cuenta que al lado tuyo tenés un montón de gente.Texto: colectivo devenir
Ilustraciones: Chelo Candia
Fuente: Devenir Colectivo de Papel.
En el 2001 fueron 270 los puestos de trabajo recuperados y, terminando el 2011, son 439 l@s integrantes de la cooperativa Fábrica Sin Patrones (FaSinPat). Entre esos puestos de trabajo genuino, con las mismas condiciones de contratación para tod@s, sólo se diferencian los salarios por antigüedad o por régimen de trabajo. Hoy, 54 de ellos están en manos de mujeres, cuando sólo siete obreras había en épocas de Luis Zanón.
En una tarde de mates y charla con Andrés Blanco, que con sus jóvenes 33 años ya pasó casi la mitad de su vida trabajando en la fábrica y desde 2009 es secretario adjunto del Sindicato Ceramista de Neuquén, pudimos recuperar estos años de desafíos agridulces e innegable lucha.
¿Cuáles fueron el peor y el mejor momento desde la recuperación?
Para mí el momento más difícil fue cuando se cerró la fábrica, más allá de que antes de la ocupación hubo todo un proceso: comisión interna, comisión de mujeres, sacar el conflicto a la calle. Pero el cierre de la fábrica fue brutal, diferente a todo lo que nos venía pasando, que no nos pagaban y otras cosas que frente al cierre eran boludeces. Era un momento re difícil, yo tenía 23 años, una hija, decía: ¿ahora qué hago? En esa época había mucha desocupación, entonces uno pensaba “ahora cómo sostengo a mi familia”. Pero fue ese día nomás, enseguida empezamos a caminar por donde teníamos que ir.
El momento de más gratitud fue cuando, hace dos años, conseguimos la expropiación. Me parece lo más importante porque era algo que parecía imposible. Si bien todavía no está terminada la expropiación y tampoco es nuestro proyecto sino uno elaborado por el gobierno provincial para hacer política con Zanón, porque tenía que renovar la situación que había dejado lo de Fuentealba. Las diferencias son categóricas, nuestro proyecto plantea la expropiación sin pago, estatización bajo control obrero y plan de obra pública; el gobierno provincial planteó una expropiación con advenimiento, pactada con tres acreedores privilegiados que tienen derecho a cobrar. Es una expropiación con pago, primera contradicción. Segunda, que nos la ceden a la cooperativa FaSinPat, solamente eso, no existe la estatización ni el plan de obra pública. Pero ser reconocidos legalmente como dueños de la fábrica era un paso enorme que nos permitía consolidarnos, fue un momento de mucha emoción.
¿Cuál es el motivo principal por el cual el gobierno no acepta el proyecto de ustedes?
El motivo es ideológico. Al gobierno le serviría desde el punto de vista de la producción y para hacer demagogia política también, pero el tema es que no nos controlarían. Pero lo ideológico no pasa por controlarnos o no, sino que es un mal ejemplo. Sobisch, el innombrable, el cabrón ese, se llenaba la boca hablando de que en Neuquén había garantías jurídicas para los empresarios y Zanón era una contradicción para ese discurso, los empresarios dudaban de venir a invertir acá. Ellos gobiernan para el empresariado y Sapag no es mejor que Sobisch, ni a palos, no te mató un docente pero te judicializa, no le da respuesta a los compañeros docentes ni a los de salud, el esquema político no se ha modificado en lo más mínimo. Son todos neoliberales, plantean este discurso demagógico de defender la salud y la educación y después ves que las abandonan, las vacían y giran recursos para los privados.
¿En qué situación están ahora?
En cuanto a la expropiación, se aprobó la ley el 12 de agosto de 2009, en general y en detalle, con presupuesto y todo, pero, por decisión política del gobierno, no culminó el proceso. Marchamos, cortamos la ruta y bueno, ya pasaron dos años y pico y ¿Qué logramos? Por un lado, cinco compañeros procesados por los cortes de ruta y, por otro, que la jueza a fines de septiembre de este año resolviera definitivamente el tema. Hubo un pedido de inconstitucionalidad de la ley, que lo presentaron la hermana de Luis Zanón y la burocracia que estaba antes en el sindicato, un núcleo muy pequeño que no se quedó en la cooperativa y se presentó en el concurso, en la quiebra, diciendo que la ley es inconstitucional porque no los contempla a ellos, pidiendo que los indemnicen. Nosotros les dijimos que los indemnice Zanón y que nos indemnice también a nosotros, en la ley de quiebra somos el último orejón del tarro igual que ellos. Pero no puede ser que cuando sale la expropiación ellos vengan a hinchar las pelotas para que la plata salga de la autogestión. Eso se destrabó hace un par de semanas, la jueza resolvió declararse competente, lo que también estaba en discusión, declara constitucional la ley y reconoce que los términos en que está planteada la expropiación son correctos. Automáticamente, estos personajes de la burocracia, con los que incluso nos hemos enfrentado a piedrazos en la puerta de la fábrica, apelaron, volvieron a la carga con el pedido de inconstitucionalidad, con pocos fundamentos pero eso lleva un proceso para que se resuelva legalmente.
¿Cuál es la situación económica de la fábrica?
Venimos soportando los efectos de lo que significó la crisis financiera que desembarcó en 2009. Nosotros lo sentimos por la fuerte caída de la construcción y por otro lado se cerraron mucho los mercados internacionales, entonces las empresas que exportaban se volcaron con todo al mercado interno y eso nos mató, se desplomaron las ventas y se generó una competencia fea porque las patronales cuentan con muchos beneficios: exención de impuestos, el repro (programa del ministerio de trabajo de la nación que aporta mil pesos por mes por empleado durante dos meses para cubrir cargas sociales), cuestiones que fueron vendidas como una forma de sostener el empleo dentro de las fábricas y fue un subsidio al salario que recibieron las patronales y en la industria del cerámico se notó mucho. Logramos guapearla igual, sin resignar un solo puesto de trabajo aunque sí quedamos bastante resignados en cuanto al salario. Tuvimos que apagar dos hornos, hubo un retroceso en la producción por un efecto externo que lo aguantamos con lo que teníamos sin ninguna ayuda del estado.
¿No reciben ningún tipo de subsidio estatal?
Producto de esto, empujamos tanto que logramos un subsidio en la luz, otro en el gas y que por primera vez en diez años el estado nos comprara cerámicos. Con eso logramos parchar un poco la situación, hamacarnos y salir para adelante. El problema es que, en 2009 fue eso, en 2010 hubo un repunte en la economía pero nosotros no pudimos salir de ese pozo porque nos fuimos endeudando, apagamos máquinas y reiniciarlas tiene un costo alto. Se nos generó un desfasaje que recién ahora lo estamos pudiendo reacomodar.
Hasta el 2009 veníamos a pleno, inclusive discutiendo nuestro salario mes a mes, dándonos un manguito más a medida que íbamos pudiendo, otro manguito invertíamos en alguna máquina, en alguna reparación, otro lo íbamos guardando y esto nos permitió pasar la crisis.
¿Qué relación tienen con el estado?
El nuestro es un planteo de exigencia, que se transforma en denuncia en última instancia. Tanto el gobierno provincial como el nacional gobiernan para los grupos económicos, más enfrentados con unos o con otros pero en definitiva defienden los intereses de los empresarios, entonces ahí tenemos un problema y vamos a estar permanentemente enfrentados con el estado. Primero porque no creemos en la salvación individual, Zanón no hubiese aguantado diez años si no hubiese construido alianzas, algunas se nos fueron cayendo pero fuimos construyendo otras. Sectores que antes eran más combativos o estaban más en la calle hoy los encontrás un poco más cooptados o bastante más cooptados y también surgen otros. Entonces, nosotros no perdemos de vista que tenemos que mantener esto vivo en función de que pertenecemos a una clase social que, hasta que no se desarrolle hasta el final un proceso de lucha profundo, lo único que podemos hacer es seguir resistiendo. Nosotros nos ubicamos desde ahí.
Pero ustedes, dentro de las empresas recuperadas, son los que más insisten en la lucha por la estatización bajo control obrero. Los demás no lo hacen, algunos por considerarlo imposible y otros por entender que la construcción política debe darse por fuera del estado. ¿Cómo ven esa cuestión? Porque si se diera la estatización bajo control obrero ustedes pasarían a ser empleados del estado.
Sí, siempre hubo un debate que cuestionaba esto pero nosotros lo pensamos en escala, pensamos en una transformación del estado mismo. Somos completamente concientes de que este estado no lo va a hacer pero por eso no tenemos que bajarnos de esta consigna ¿Por qué no seguirla peleando? Los momentos van a llegar, entendemos nosotros, pero para que cuando ese momento llegue nos agarre organizados tenemos que mantener una coherencia, por eso lo mantenemos como una bandera. No solamente como una bandera para agitarla sino también para irla construyendo. Y acá es adónde apuntaba recién: nosotros no hemos abandonado la calle, no hemos perdido nuestro perfil de clase porque entendemos que tenemos que dar esa pelea más profunda y que no nos encuentre a Zanón solamente bajo control obrero porque sería poco probable que pueda subsistir.
¿Cómo es el sistema de toma de decisiones al interior de la fábrica?
Tenemos varios espacios democráticos de debate. El organismo máximo es la asamblea. Cada sector elige un compañero que es coordinador, es un delegado, un representante del sector a la hora de planificar la producción y discutir todos los temas que hacen a la situación de Zanón. Igual las reuniones son abiertas, no van siempre los coordinadores, a veces van otros compañeros.
Son 36 sectores, nos juntamos dos veces por semana a planificar la producción y a discutir temas de la fábrica, cuestiones de convivencia, temas de la situación económica, de la situación política. Las reuniones de coordinadores tienden a ser un núcleo donde centralizamos toda la información.
Hay una reunión de planificación específicamente de la producción, donde se decide qué vamos a producir esa semana, qué materias primas tenemos, qué tenemos que pagar. En la reunión de coordinadores se abordan temas más generales pero tiene límites para tomar decisiones. Las decisiones un poco más importantes se toman en la asamblea. Tenemos asambleas de turnos, cuando se cruzan el turno mañana con el turno tarde, y después con los compañeros del turno noche. De estas asambleas tenemos una o dos por semana, pero a veces no alcanza con esas asambleas, entonces una vez por mes hacemos las jornadas, en las que se toman las decisiones más profundas. Ahí paramos la planta y nos juntamos todos los turnos, estamos ocho horas, a veces nos quedamos más, depende los temas que haya, pero tratamos de discutir todo.
¿Se logra realmente la participación de todos?
Hay una rutina de voces repetidas pero en general el compañero participa, también depende un poco del tema que se trate pero la participación es muy alta. A veces abrimos el debate y participan un montón de compañeros al punto que termina la jornada y nos quedan un montón de temas sin discutir, pero bueno, la idea es que nadie se quede sin opinar.
¿Con qué criterio incorporan nuevos trabajadores?
En su momento, los primeros puestos que se generaron fueron para los compañeros del Movimiento de Trabajadores Desocupados de Neuquén, por una cuestión de solidaridad de clase porque ellos cuando iniciamos la lucha estuvieron con nosotros incondicionalmente, nos bancaron cuando nos reprimieron, cuando nos quisieron desalojar, cuando cortamos el puente, y levantaban la bandera del trabajo genuino entendiendo que la mejor manera de luchar por eso era impidiendo que se cierren las fábricas. Después incorporamos algunos familiares y después abrimos a la comunidad. Es lo más difícil, no te puedo explicar la cantidad de curriculums que hay en la fábrica y a pesar de que uno se siente bien de que le podemos dar la oportunidad de trabajar a alguien es mucha gente la que tiene necesidad y no podemos incorporar a todos. Por la capacidad productiva que tiene la fábrica, si estuviera todo andando a pleno se podrían incorporar 200 compañeros más. Igual, eso lo podríamos hacer pero ¿resolveríamos el problema de la desocupación? Ni a palos.
Ahora, hace cuatro o cinco meses que no podemos incorporar compañeros.
La fábrica llegó a producir un millón de metros cuadrados por mes, fue record en Latinoamérica, con la producción de un mes podías ponerle piso a todo el lago Nahuel Huapi, para que te des una idea. Hoy estamos produciendo 400 mil metros por mes.
¿Cómo se maneja el sindicato? ¿Hubo cambios desde que están ustedes?
Sí, nosotros modificamos el estatuto y eso es lo que permite que en esta renovación Alejandro López y Raúl Godoy, que son los dirigentes históricos hoy estén trabajando dentro de la fábrica y nosotros animándonos a dar ese paso adelante para cubrir la espalda de los compañeros. Está buenísimo porque no sé si en otro sindicato se hace. Un compañero lo graficaba muy bien cuando decía: ¿ustedes se imaginan a Moyano volviendo a manejar un camión? Ni a palos.
Hoy ningún compañero puede estar más de dos gestiones en el sindicato, a mí me queda esta gestión y después tengo que volver a laburar a la fábrica. Con ese gesto demostramos que se pueden hacer las cosas de otra manera y eso le da una confianza al compañero y también es muy bueno porque obliga a que surjan nuevos cuadros. Hoy Alejandro y Raúl dentro de la fábrica aportan muchísimo, más allá del gesto en sí de volver a laburar en las máquinas, el hecho de estar en el día a día a la par de los compañeros ayuda mucho porque el dirigente se aleja de la base en el sentido de que uno discute y se planta en las asambleas y te ven como allá arriba, lejos de tocar un cerámico, lo cual es verdad, yo hoy por hoy no toco un cerámico, aunque conozco las necesidades y la realidad de la fábrica pero por ahí los compañeros lo ven como una cosa alejada.
Pero bueno, en 2009 agarramos esta responsabilidad que es tamaña, apenas entramos enfrentamos la primera lucha en Stefani, ahí en Cutral co, otra fábrica que está bajo control obrero hace un año y medio. Tuvimos que enfrentar ese conflicto producto de la crisis de 2009, la patronal se borró, dejó a los compañeros en la calle y ahí tenemos otra fábrica bajo control obrero. Es mucha responsabilidad cargarse un control obrero pero, como siempre, si hay que defender la fuente de trabajo vamos hasta el final y fuimos hasta el final. Ahora están laburando re bien los compañeros allá, es re grosa su lucha, 60 familias hay ahí, produciendo ladrillos huecos.
Cerámica del Sur también está bajo control obrero desde la misma época que Zanón, es otra fábrica de ladrillos huecos que tiene más de 60 años y produce muy poco porque los hornos son viejos. Después está Cerámica Neuquén, la única de las cuatro representadas por el sindicato que queda bajo patrón.
¿Cómo incide la fábrica en la cultura, dentro de la comunidad?
Hacemos mucho en ese sentido, no sólo la escuela, los recitales en la fábrica, hace poco inauguramos un libro de cerámicos, un mural, con la poesía de Eduardo Galeano, hace un par de años lo hicimos con Juan Gelman. La relación con el pueblo está dada por el aspecto solidario que tiene Zanón, siempre hemos dicho que la fábrica es del pueblo y hemos estado donde pudimos estar colaborando y luchando. Y esto ya se naturalizó y donde hay una lucha saben que vamos a estar nosotros, si hay una necesidad, si se quemó una casilla, saben que vamos a estar colaborando con los pisos o haciendo alguna campaña. Siempre ahí pero sabiendo que no queremos hacer asistencialismo, queremos colaborar pero diciendo que eso es un granito de arena, para que haya cambios profundos tenemos que organizarnos. Está bien, quizás no es el momento, hay mucha gente que no lo quiere hacer pero no podés desistir de eso sino que tenés que ir construyendo de a poquito, siendo paciente y el momento va a llegar. Si vos sos coherente, te mantenés en tu posición, cuando llegue el momento te vas a dar cuenta que al lado tuyo tenés un montón de gente.Texto: colectivo devenir
Ilustraciones: Chelo Candia
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