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Inicio del Curso de Inclusión Educativa: el valor social de la diversidad.

“Quienes somos, que esperamos de este curso y cuál es nuestra fortaleza” fue la técnica de presentación para compartir de cada uno de los profesionales y el equipo coordinador del curso.
De esta manera desde la inquietud personal y las experiencias en el ámbito de la temática, se fue comentado por qué realizamos este tipo de capacitaciones y qué es lo que buscamos en esta experiencia de formación.
Como comentaba la Lic. Belén Agüero, es importante saber cuáles son nuestras fortalezas para facilitar este proceso de inclusión y saber cuál es nuestra posición en relación al trabajo con discapacidad, con los sujetos y sus familias.
Durante cinco encuentros la propuesta apunta a poder construir una mirada inclusiva y respetuosa de la diversidad y que se enriquezca del saber de todos, para poder concretar espacios académicos, a partir de herramientas metodológicas, saberes  y teóricas, que permitan comprender los procesos en Inclusión Educativa de niños y jóvenes.
Saber el posicionamiento y la mirada que como profesionales tenemos frente a la temática, repercute en las prácticas concretas del trabajo diario, en la perspectiva y alcance de los procesos inclusivos.
En esta primera jornada, la propuesta estuvo enfocada a poder trabajar con conceptos ejes para empezar a pensar cómo es el proceso inclusivo en las escuelas de modalidad común.
En este primer acercamiento teórico, Belén Agüero, a partir del camino ya recorrido de las profesionales en la temática, no sólo desde la formación sino desde el trabajo específico de inclusión de las profesionales asistentes, realizo un interesante recorrido sobre cómo fue evolucionado el concepto de discapacidad y los distintos modelos que fueron posibilitando- habilitando determinadas prácticas y concepciones acerca de la persona con discapacidad, su familia y el contexto social.
De esta manera con interesantes apreciaciones prácticas y puntualizando algunos conceptos claves, se pudo ver que la discapacidad es un constructo social que se ha ido modificando en sus definiciones y representaciones por la fuerza de los cambios de las propias personas, instituciones y organizaciones de estos colectivos a la luz de modificaciones en resoluciones, leyes y convenciones en discapacidad.
A partir del modelo social y la Convención Internacional sobre los Derechos de las personas con discapacidad, la persona adquiere nuevas formas de participar en la sociedad, nuevas representaciones y espacios que repercuten en el ámbito social, cultural, familiar y educativo.
En este sentido Agüero afirmaba que es muy importante poder ver cuáles son las barreras para el aprendizaje y la participación de los estudiantes en el aula y proponer que este cambio en discapacidad, permita la posibilidad de que la inclusión educativa sea una realidad, a partir de un proceso en conjunto con las escuelas base, la maestra integradora, el equipo de inclusión y la familia del estudiante.
Es imprescindible reflexionar y revisar, cuales son estos cambios y los nuevos conceptos  que el nuevo paradigma en educación inclusiva genera  para propiciar  procesos de capacitación y formación para  la inclusión educativa y social en la escuela.
Solo de esta manera podemos comprender la heterogeneidad de las aulas y la diversidad de quienes participan, niñ@s, jóvenes, adolescentes, docentes y profesores- en el acto cotidiano del encuentro participativo- de construir conocimientos y saberes pertinentes.
Solo si nos proponemos pensar la diversidad como enriquecedora de miradas y proyectos de vida al interior de las aulas, entenderemos que la inclusión escolar para muchos niñ@s y adolescentes es posible teniendo en cuenta determinadas singularidades, necesidades y contextos sociales para que esta inclusión sea real, no ficticia ni inventada. Es por ello que debemos pensar estrategias de apoyo que permitan transiciones educativas integrales de las personas.
En este sentido, susciten en el entramado social y en el ámbito educativo tensiones y contradicciones entre las resoluciones provinciales y las convenciones internacionales que repercuten en el trabajo inclusivo de los equipos, en las familias y en los niños y jóvenes que transitan estas propuestas educativas.
Para clarificar  esto, la  Lic. Estefanía Chavero, realizó un recorrido por las leyes, normativas y convenciones que sustentan el proceso de inclusión escolar en escuelas comunes. Con breves reseñas de cómo surgen las mismas y en el contexto social, político y cultural en las que las mismas se instalan.
En este sentido, se plantearon inquietudes en cuanto a lo que establece la normativa, la situación de las escuelas y la realidad de los estudiantes, pensando en situaciones en donde desde lo legal se plantea la necesidad de respetar un parámetro de edad cronológica para la inclusión educativa, desconociendo los procesos individuales de cada joven, sus trayectos educativos, la diversidad de las personas en sus tiempos educativos reales.
En este sentido, se comentó la resolución ministerial nº667/11 que establece que “la escuela común y los servicios educativos de modalidad especial, trabajarán articuladamente y con responsabilidades compartidas, procurando consensuar los sistemas de apoyos que resulten convenientes para cada alumno en particular”;  es decir la propuesta de una educación inclusiva debe pensarse teniendo cuenta y diferenciado aquellas barreras que puedan existir que no permitan el aprendizaje y la participación de las personas con discapacidad y de todas las personas en general. 
Por eso es importante trabajar con estrategias y apoyos en el aula “para que las personas puedan acceder no solamente a la educación dentro de la escuela, sino en los diferentes ámbitos de la sociedad para que puedan participar, apoyos que pueden ser de distintas personas, y la estrategia que resulta es una interrelación entre las características propias del individuo”, comentaba Chavero.
Los apoyos es una herramienta vital porque podemos tomar  esta estrategia para compensar dentro de un aula las diferencias y capitalizarlas para que todo el alumnado pueda enriquecerse entre sí en un aula con muchas opciones y diferencias de pensamiento de aprendizajes.
A partir de la modificación de las barreras y con los apoyos adecuados, el docente a cargo puede generar espacios participativos y educativos en donde los sujetos sean más activos en su aprendizaje, respetando sus estilos de aprendizaje y sus diferencias en sus procesos de conocimientos y aprendizajes. Las configuraciones de apoyo como comentaba Chavero permiten que “se realice un plan de trabajo para el estudiante en particular en la escuela, con variaciones en el tiempo por las distintas situaciones a lo largo de la escolaridad del mismo”.
En este sentido, el trabajar y corregir esas barreras, es parte del trabajo en conjunto del equipo de inclusión escolar y la docente a cargo del grupo escolar, es esta última quien en el aula debe estar atenta a estas barreras sobre todo las actitudinales que no permiten, muchas veces  tener una mirada inclusiva para realizar adecuaciones dentro de un grupo.
Las necesidades y posibilidades específicas de cada niño deben ser prioritarias a la hora de generar estrategias, herramientas y métodos para generar procesos de inclusión escolar integrales, esto solo es posible con la construcción de configuraciones de apoyo singulares, en donde la especificidad sea la posibilidad de trabajar sobre modos de acceso al contenido pedagógico y en algunos otros la adecuación curricular, pero no el recorte y el vaciamiento de contenido.
Como cierre del encuentro se realizó una instancia de análisis y reflexión sobre las cuestiones antes mencionadas, a partir de una dinámica grupal con algunas preguntas disparadoras que luego fueron puestas en común.
Estas preguntas estaban en pensar  cuales eran las barreras que dificultan el aprendizaje y la participación del alumno dentro del aula y en la Institución Educativa.
De esta manera, los asistentes compartieron inquietudes y experiencias personales en cuanto a lo planteado, la propuesta de la escuela especial y la escuela inclusiva, y cómo estas deben pensarse desde el derecho de toda persona a una educación integral. 

Un primer encuentro donde se generaron nuevas preguntas y repreguntas sobre nuestro modo de comprender el encuentro áulico, un lugar en donde la construcción de saberes y conocimientos es siempre dialéctica y las formas de aprendizajes deben tener en cuenta las singularidades de las personas que transitan el camino de la educación.

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