En los artículos 27 y 35, la ley de prestaciones para personas con discapacidad (24.901) dice que las obras sociales deben proveer de ayudas técnicas u otros aparatos ortopédicos "necesarios de acuerdo con las características del paciente, el período evolutivo de la discapacidad, la integración social del mismo y según prescripción del médico especialista".
Hace un año, el médico Rodolfo Castillo Morales solicitó a la obra social de Matías una silla eléctrica con respaldar rígido para "un adecuado desarrollo de su vida social".
La familia realizó varios reclamos a Osprera (Obra Social del Personal Rural y Estibadores de la República Argentina) sin conseguir la silla prescripta.
Primero, Osprera le dio una silla estándar, pero no resistió. "Pesa 92 kilos, mide 1,90 metro y apoya todo su cuerpo en el respaldar. Entonces debe ser resistente porque si no lo vence", explica su padre Daniel.
Un par de meses atrás la silla se rompió mientras viajaba. "Se quebró el respaldar. Estaba agarrado con un soga, si no se hubiera pegado un golpe tremendo", cuenta el padre.
Osprera le entregó otra silla hasta que pudieron arreglar la primera. Le soldaron el respaldar. "La silla no sirve, no se puede mover", explica el padre.
"Por el tipo de lesión que tiene, no presenta control del tronco. Se apoya masivamente sobre el respaldo de la silla de ruedas ortopédica (estándar) y éste (Matías) se vence lateralmente con riesgo de tener un accidente", argumenta el informe de Castillo Morales donde reitera el pedido de la silla motorizada con respaldar especial.
Respuesta. Antonio Roch, a cargo de la delegación provincial de Osprera, argumentó la posición de la obra social: "Hicimos la silla de ruedas a medida, pero Marín quiere que sea eléctrica y la obra social se ajusta al Programa Médico Obligatorio (PMO)".
Y agregó: "Si a todos les damos una silla de ruedas motorizada, no hay presupuesto que resista".
Roch recordó que cuando se rompió la primera silla que le dieron, la volvieron a acondicionar. Y que "se volverá a hacer cuando se rompa nuevamente" e insistió en que lo que pide el afiliado no corresponde con lo que dice el PMO.
Matías tiene un traumatismo en la tercera, cuarta y quinta vértebras cervicales, que le provocó una tetraplejia fláccida. Sólo mueve la muñeca y el codo del brazo izquierdo.
Cansado de ver a su hijo en la cama todo el día, hace un mes Marín decidió pedir dinero prestado a un amigo para comprar la silla. Le costó 8.900 pesos. "Quiero que me devuelvan el dinero, porque debo pagar el préstamo", asegura el padre.
"Es extraordinario como la maneja. Sale a la calle. Una vez se fue hasta el Patio Olmos desde barrio Parque Capital. Tiene bronca e impotencia. Estos últimos días está destrozado. Sufre mucho" cuenta emocionado.
Matías tiene 28 años, está tetrapléjico y la silla común que le dieron se le rompe. Es un caso de una problemática muy común.
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