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Al fin, se presentó "Originales. Diversidad en diversidad"

El viernes presentamos por primera vez al público el documental que, durante la segunda mitad del 2008, un grupo de jóvenes vinculados a proyectos en Cecopal, La Luciérnaga y APADIM realizaron con el acompañamiento y coordinación de los compañeros de la fundación La Morera.


Con un marco de público aceptable, el auditorio de la Escuela de Ciencias de la Información, de la UNC, fue el primer escenario para la proyección de este proyecto que se propuso abordar la pregunta “¿Qué es diversidad?” desde la libertad total de expresión, desde la manifestación desestructurada de la identidad y de distintas miradas de mundo que podían y deseaban expresar los participantes.

“Este es el mundo que cada uno eligió mostrar”, presenta la narración que introduce a los seis pequeños relatos que van delineando una idea de la diversidad que no está atada a alguna teoría o concepto, sólo se respalda en las identidades de los protagonistas y en la identidad grupal, que también se configura sutilmente: pueden verse como se van construyendo los vínculos de compañerismo, las relaciones de igual a igual, la ausencia total de estigmas, estereotipos o prejuicios. No se trata de la vieja ilusión de la integración, o la adaptación de la persona a las pautas del medio, carente de conflictos o tensiones vinculares, sino en un encuentro real entre diferencias y diferentes; con todo lo que ello implica.

Originales, diversidad en diversidad no es un producto sencillo, edulcorado o pre-elaborado. No tiene un guión u orientación previa y si bien es un trabajo profesional, no persigue pautas estilísticas cerradas: es exploración y juego, es el resultado de una construcción participativa real, compleja y libre de los siete jóvenes protagonistas, apoyados por un equipo técnico que funcionó a manera de articulación, facilitación de encuentros y para el manejo de las herramientas propias para el desarrollo audiovisual.

A partir de la empatía, se conformaron en un grupo humano. Se permitieron “jugar y explorar mundos singulares y compartidos”. En ese sentido, este cortometraje no oculta nada, las personas son como son. Esto no dificulta el encuentro, lo enriquece. Genera otro tipo de comunicación. Por ejemplo, la particular dicción, el acento cordobés, el silencio o la reiteración de premisas de los protagonistas no son un obstáculo para el entendimiento; ni siquiera se exige al espectador demasiado esfuerzo para comprender el mensaje y “meterse” en los relatos y juegos que proponen. En esta historia, todos los relatos merecen respeto, valen y conviven pequeños o grandes, reales o imaginarios, argumentativos o lúdicos, lógicos o ilógicos.

En este sentido, el fruto de este proceso de participación provoca interrogantes y cuestiona pautas, prácticas y verdades sostenidas como dogmas. ¿Qué implica sostener un enfoque de la diversidad? ¿Qué relaciones hay entre el enfoque de derechos y la diversidad? ¿Qué relaciones de encuentros y desencuentros, de fuerzas y tensiones hay entre el individuo con toda su riqueza y el entorno, la comunidad, la sociedad?

Quizás lo más importante que deja esta pequeña película es que la riqueza de la diversidad es infinita. Se presenta a distintos niveles: en los temas de cada relato, en la forma en que cada relato se presenta, en las formas en que cada uno de los protagonistas se expresa o en los entornos socioculturales donde se desarrolla cada historia.

Esto genera una forma narrativa que escapa a la estructura convencional: no tiene un único eje posible de lectura, ni un desenlace cerrado o una conclusión a manera de respuesta a la pregunta ¿qué es diversidad? Porque más que responder, lo que se propone este ejercicio cinematográfico participativo es representarla. Ese es su posicionamiento radical: frente a la homogeneización de la cultura, del sentido y discurso único, no se propone un discurso o forma alternativa, sino la apertura a la multiplicidad, a la heterogeneidad, quebrando con las dinámicas de homogeneización que exigen el silencio de lo particular, la adaptación de quienes tienen menos oportunidades o herramientas para expresar.

Las múltiples lecturas que se pueden hacer de este tipo de proyectos invitan a verla, cuestionar y cuestionarnos, pero sobre todo a generar las propias experiencias y exploraciones, a encontrarnos con otros y otras, a abrirse a la diversidad no como un concepto abstracto y maleable según las necesidades, sino como una realidad viva. Ese es el intento final de Originales: mostrar algunos breves rasgos que la muestran tal como es: “diversidad viva, diversidad en unidad”.

Martín Passini

Comunicación Institucional

APADIM Córdoba

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