De esta
manera, la Lic. Clara Ballesteros comenzó la disertación comentando como las
disposiciones legales a nivel internacional, como la Convención de los
derechos de las personas con discapacidad, y otras a nivel Nacional y Provincial,
repercuten en la inclusión educativa y en los derechos en general de las
personas con discapacidad.
Para comprender
el enfoque de estas legislaciones que generan modificaciones en las prácticas,
instituciones y en la mirada en relación a la discapacidad es necesario
realizar una
revisión histórica para comprender como los distintos modelos fueron signando
la vida de la persona con discapacidad, vistos y pensados como
personas-“objetos” de intervención desde
el misticismo de lo religioso hasta la cientificidad de las propuestas
meramente rehabilitadoras, en el que diagnóstico era determinante y la mirada
normalizadora, de homogeneidad, estaba pensada en rehabilitar adecuando la
limitación desde la funcionalidad, ser parte de una media, corresponder a
estándares sociales para ser “un sujeto común”.
Con la ratificación en el país de la Convención
Internacional sobre los Derechos de las Personas con discapacidad, el Estado como garante asume el compromiso de
hacer efectiva la convención y es deber de las instituciones, organizaciones,
escuelas y profesionales que trabajan en
el ámbito de la discapacidad apropiarse
de ella y proponer su prácticas acordes al enfoque de derechos humanos y el modelo
social en discapacidad que la Convención deja plasmado en su articulado.
Como comentaba, Clara Ballesteros “Es un
instrumento legal que no depende de la voluntad o de la decisión personal,
legalmente interpela nuestra práctica y el Estado es el que debe garantizar la
igualdad de acceso y la igualdad de oportunidades”.
Los antecedes internacionales anteriores a la
Convención y que la misma surja del movimiento de vida de independiente
gestionado por las propias personas con discapacidad, le otorga una legitimidad
distinta al resto de los tratados en discapacidad, promoviendo la frase de
identificación de estos colectivos “nada de nosotros, sin nosotros”.
Luego de compartir la nueva mirada que
instala la convención en discapacidad en todos los ámbitos donde participa,
transita y articula su vida una persona con discapacidad, la capacitadora
destaca la importancia del artículo 24, el cual se establece que el Estado debe
reconocer el derecho de las personas con discapacidad a la educación
garantizando este derecho sin discriminación y sobre la base de la igualdad de
acceso y oportunidades.
En este sentido, Ballesteros manifiesta que
la educación es un espacio propicio para poder propiciar la integración de la persona desde la escuela y
como esta se convierte en una herramienta educativa y social para la
participación de la vida de la personas en lo económico, cultural, político.
La importancia del artículo es la obligación
de remover las barreras, realizar los ajustes razonables que es central, aunque
luego hay normativas locales que están en subsisten desde otros paradigmas en
discapacidad y se contradicen con la convención.
No obstante lo esencial de la Convención es
que las personas con discapacidad, las
organizaciones e instituciones pueden organizarse para presentar “un reclamo
cuando sus derechos estén siendo vulnerados, como la Convención es un documento vinculante, obliga
y permite a la vez que las personas lo utilicen como una herramienta para la
defensa de sus derechos”.
En concordancia con esta mirada de la
discapacidad, la Lic. Belén Agüero, propone
la presentación de dos videos disparadores en donde la discapacidad no es
presentada como algo que hace a las “personas excepcionales o especiales, como
fuentes de inspiración”, sino como un aspecto más que forma parte de la
identidad y vida de las personas.
Como destacaba Belén Agüero al repensar
nuestra mirada y reflexionar sobre ellas, “nos debe permitir que pensemos a las
personas con discapacidad, como sujetos de derechos, con deseos, voluntades y
decisiones como el resto de las personas”.
Si partimos de la resolución ministerial
nº667/11 que establece que “la escuela común y los servicios educativos de modalidad
especial, trabajarán articuladamente y con responsabilidades compartidas,
procurando consensuar los sistemas de apoyos que resulten convenientes para
cada alumno en particular”; la propuesta de una educación inclusiva debe
pensarse teniendo cuenta y diferenciado aquellas barreras que puedan existir
que no permitan el aprendizaje y la participación de las personas con
discapacidad y de todas las personas en general.
Si bien el trabajar y corregir esas barreras,
es parte del trabajo en conjunto del equipo de inclusión escolar y la docente a
cargo del grupo escolar, es esta última quien en el aula debe estar atenta a
estas barreras sobre todo las actitudinales que no permiten, muchas veces
“abrir el pensamiento, tener una mirada inclusiva para realizar adecuaciones
dentro de un grupo”.
En este sentido, Belén Agüero, comentaba la
importancia de los apoyos como herramientas vitales que podemos tomar para compensar
dentro de un aula las diferencias y capitalizarlas para que todo el alumnado
pueda enriquecerse entre sí en un aula con muchas opciones y diferencias de pensamiento
de aprendizajes.
Desde la modificación de las barreras y con
los apoyos adecuados, el docente cargo puede generar espacios participativos y
educativos en donde los “sujetos sean más activos en su aprendizajes,
respetando sus estilos de aprendizaje y su diferencias en sus procesos de
conocimientos y aprendizajes”.
El trabajo diario del docente adentro del
aula sólo puede pensarse atendiendo a este singularidad desde la necesidades de
cada persona en cuanto a su aprendizaje y los tiempos de este proceso, pensando
que “la diferencia y la diversidad es parte de la naturaleza humana y a partir
de eso construir un aprendizaje y una enseñanza para todos.
Como cierre del encuentro se realizó una
instancia de análisis y reflexión sobre las cuestiones antes mencionadas, a partir
de una dinámica grupal con algunas preguntas disparadoras que luego fueron
puestas en común.
En relación a cuales eran las barreras que
dificultan el aprendizaje y la participación del alumno dentro del aula y en la
Institución Educativa, se visualizaron
como aspectos negativos para la inclusión, las barreras actitudinales del
docente frente a la Inclusión, dificultades de accesibilidad física, la
cantidad de alumnos en las aulas y situaciones de no respeto para la participación
de todos.
Otros aspectos mencionados fueron el exceso
de demandas administrativas hacia el docente, que impide dedicarle tiempo para
realizar adecuaciones, modificaciones para el alumno incluido y su grupo clase
y el no involucramiento de todas las partes que participan en el proceso
de Inclusión, escuela, familia, apoyos terapéuticos
extraescolares, profesora de apoyo.
De esta manera, los asistentes compartieron
inquietudes y experiencias personales en cuanto a lo planteado, la propuesta de
la escuela especial y la escuela inclusiva, y cómo estas deben pensarse desde
el derecho de toda persona a una educación integral.
En el segundo encuentro del curso de inclusión educativa “El valor social de la diversidad” la propuesta estuvo en...
Posted by Apadim Córdoba on Martes, 28 de julio de 2015
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