Los
acompañantes terapéuticos como apoyo a las distintas situaciones y contextos de
las personas que acompañan deben pensar los procesos que habilitan con su
posicionamiento en cada una de las intervenciones que se generan con la
persona. A partir de prácticas singulares y particulares de acuerdo al vínculo
establecido, se puede habilitar procesos, posibilitando el ejercicio de derechos,
elecciones y necesidades, o determinar
demandas y que las decisiones tomadas sean dirigidas y no consensuadas.
Pensar
desde este contexto, permite comprender que promover y facilitar situaciones de
autodeterminación, autonomía e independencia, no pueden generarse si no comprendemos
cual es nuestro vínculo y desde que lugar abordamos nuestras prácticas, la discapacidad
y a la persona.
En
este contexto, los capacitadores Maximiliano
Aguirre, trabajador social y Eliana Walker terapista ocupacional, en el segundo encuentro del curso, abordaron como la Convención Internacional sobre los derechos de las personas
con discapacidad, las políticas públicas y la mirada inclusiva del trabajo
deben encuadrarse en un modelo social de la discapacidad, promotor de derechos
y autonomía, donde el acceso al empleo debe realizarse en igualdad de condiciones
y oportunidades.
“Hay
distintas formas de abordaje y
militancia con respecto a la discapacidad, si bien hoy hay una visión cercana al convención, aún en la práctica estamos interpelados por modelos tradicionales”,
comentaba Maximiliano y así llamaba a la
reflexión de como utilizamos distintos conceptos y términos, inscribiendo y subjetivando a la persona desde
estas miradas.
En este sentido, lo importante es no sólo repensar y analizar los conceptos y cómo el lenguaje inscribe a la persona y es posibilitadora de miradas nuevas e inclusivas, en cuanto hablamos de derechos, autodeterminación, independencia, sino que es fundamental que nos preguntemos que sentimos cuando nos enfrentamos a la problemática, “ es fundamental reflexionar sobre esto, porque los acompañantes terapéuticos son un nexo entre el terapeuta y la familia y la relación que se establece en ese contexto debe poder pensarse y reflexionar sobre esto, porque afecta a la persona y a su contexto”, comentaba Maximiliano.
Estas
reflexiones sobre lo que sentimos es
necesario compartirlas con el equipo interdisciplinario que acompaña al acompañante
y poder inscribirse para que puedan resolverse en este espacio porque afecta y
puede condicionar la intervención con la persona acompañada.
Como
se referia Aguirre, “a veces el pensar
la demanda y cuáles son las necesidades por atender, se acude en general a tecnicismo
profesionales que definimos nosotros, su familia o los otros, que es lo que
necesita la persona con discapacidad”.
En
estos casos la persona queda como sugerida o está en situación de ser protegido
por otros y de esta manera se ve condicionada a poder decidir sus propios actos,
sus deseos, su futuro.
Incorporando esta mirada de reflexión que afecta
las intervenciones y promover el apoyo para
la autodeterminación de la persona, el acompañante puede realizar intervenciones
sociales más adecuadas, incorporando estos elementos que son indispensables.
Definir un posicionamiento ideológico y conceptual
en cuanto a la discapacidad nos brinda perspectivas inclusivas, herramientas y
posibilidades de abordajes que interpelan nuestra profesión en todos los ámbitos
en los que nos desenvolvemos, que responden a determinados modelos- sistemas de
creencias-, por los cuales comprendemos la discapacidad, nos vinculamos de una
manera y no de otra con la problemática y con las personas con diversidad
funcional.
Desde
este contexto, Eliana
Walker, una de las coordinadora del programa de promoción sociolaboral de
APADIM, comento la experiencia del programa, sus alcances y experiencias en estos 19 años que trabajan
por la inclusión laboral de personas con discapacidad en empleo abierto.
En
la Convención Internacional sobre los derechos de las personas con
discapacidad, se establece
que es obligación de los Estados garantizar el derecho de las personas con
discapacidad a ganarse la vida mediante un trabajo que ellos mismos elijan o
acepten voluntariamente, puedan formar parte de entorno laborales accesibles
y prohíbe la discriminación por motivos de discapacidad en todas las
formas de empleo.
En este sentido, es importante destacar que la aplicación de las disposiciones de la
convención sobre el trabajo y el empleo, amparan a las personas con
discapacidad cualquiera sea la etapa de empleo en que se encuentren: cuando buscan
empleo, progresan en el empleo o adquieran una discapacidad durante el empleo y
desean permanecer en su trabajo.
La propuesta de la capacitadora es que los
asistentxs puedan pensarse como actores presentes en diversas situaciones ya
sea en esta escena de trabajo como en otras situaciones, como posicionarse en
otros aspectos de la vida de la persona con discapacidad, como un apoyo y es
muy importante que las personas que trabajamos desde la discapacidad se
posicionen desde este lugar de apoyo.
En este sentido, la Convención Internacional Sobre
los Derechos de las Personas con Discapacidad, brinda el encuadre para todas
las prácticas profesionales y temáticas, más allá de la noción del trabajo y
los procesos relacionados al mismo.
El
programa de Promoción Sociolaboral es un espacio que tiene como finalidad
promover la inserción de jóvenes en el mercado abierto, generando procesos y
apoyos necesarios para que en el ejercicio pleno de la ciudadanía, puedan
sostener procesos laborales reales, con autonomía y en la elección de construir
proyectos de vida con el eje en el trabajo.
Paro
llevar a cabo este proceso de inclusión de los jóvenes en las empresas, se
necesita planificar y trabajar distintas etapas como es el contacto con la
empresa, el perfil del puesto demandado, la búsqueda del trabajador, el inicio
y seguimiento del proceso.
Walker,
comenta que aún hay mucho por hacer para visibilizar la temática del trabajo en
la sociedad, una real idea de inclusión en las políticas públicas y todo lo que
está plasmado en la Convención, que implica poder pensar esta dimensión laboral
como un proceso que es genuino y real cuando “la persona está inserta y
participa en comunidad, como ciudadano con los demás y con muchos otros”.
Para poder
pensar y reflexionar sobre el empleo, es importante poder trabajar con relatos
concretos de inclusión laboral, destacando que es un derecho y una opción como
posibilidad para los jóvenes en la perspectivas de un futuro, de acuerdo a su intereses,
deseos y necesidades, como proyectos de vida independiente y realización personal.
En ese
sentido, se compartió un video de una de las jóvenes en su contexto laboral,
quien comenta como empezó a trabajar en el espacio, cuáles son sus actividades y
funciones que desempeña y demás cuestiones pertinentes la trabajo.
La idea
de compartir esta experiencia, es como comentaba Walker “poder quedarse con la
idea de que el empleo es posible y es un paso para que algunos jóvenes, hoy, estén
pensando en una vida independiente”.
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