El Centro de Día de APADIM está a pleno en
este verano, con una programación de actividades a distancia se conjugan con
el acompañamiento activo a los y las concurrentes, que sigue siendo vital para
atravesar de la mejor manera posible este tiempo de pandemia. En esta
nota contamos y mostramos este trabajo.
A un año tan atípico, le sigue un verano intenso para el Centro de Día de
Apadim, que ha elaborado una súper propuesta a partir de los gustos e
intereses de las personas que participan de este servicio.
Cada año, el centro de día elabora una propuesta de talleres, programas y
actividades que va desde marzo a diciembre, y que siempre cierra con viajes
y campamentos a distintos lugares de las sierras. Pero el servicio no
cierra y para el verano siempre se crea un programa que invariablemente
incluye pileta, club, juegos, charlas, y mucho más. El año que
acaba de irse lo cambió todo, y todos los talleres y actividades se
volvieron virtuales. Y para que nadie quedara afuera incluso se
distribuyeron tablets para conectarse, entre quienes necesitaban. Así
llegaron al final del 2020, acompañándonos, aprendiendo cosas nuevas (como
manejar mejor la tecnología) y sosteniéndonos en los momentos más
difíciles.
El Centro de Día ha preparado una súper propuesta a partir de los gustos e intereses de los participantes del servicio. La imagen muestra un collage con diversas actividades virtuales. |
Llegó el verano, y se creó una programación diaria para seguir estando
juntos. Cada día tiene su plan: así por ejemplo, los lunes son de
charlas y juegos. Se conversa sobre el fin de semana, sobre las noticias,
sobre lo que haya ganas, y se preparan juegos. Los martes están
dedicados a entrenar el cuerpo: clases de educación física, en vivo y por
video llamadas, a cargo de los profes que preparan siempre algo
distinto. Los miércoles son literarios: se abren bibliotecas, textos y
relatos para compartirlas, para narrar, para inventar nuevas
historias. La actividad central de los jueves es el gran bingo
"virtual", que se ha adaptado a las circunstancias: más que repartir
tableros de cartón con sus números, se hace "por colores o por
objetos". Y finalmente los viernes, entre otras actividades y charlas,
está dedicado a la cocina: se eligen recetas de cocina, se consiguen todos
los ingredientes en cada casa y se preparan comidas para compartir luego en
familia.
Esta programación central de verano se complementa con otras acciones, como
las conversaciones en las que se presta la escucha atenta a cada persona,
para saber cómo viene atravesando cada uno este tiempo.
"El vendedor de humo" una de las historias compartidas en los miércoles de lecturas.
Si bien casi todas las actividades de la sociedad han vuelto hace rato a la
presencialidad, para las personas con discapacidad, la situación sigue
siendo diferente. Por un lado, el de la discapacidad es uno de los pocos
sectores cuyos servicios deben aún funcionar, en casi todos los casos, a
distancia. Y por otro lado, un número significativo de las personas con
discapacidad forman parte también de los grupos de riesgos. Aunque es
necesario siempre distinguir que el colectivo de personas con discapacidad
es un sector social muy heterogéneo y no necesariamente tener una
discapacidad implica ser persona de riesgo, muchas personas tienen
determinadas condiciones de salud o son adultas mayores, como varios
concurrentes de centros de día. Si a esto sumamos que en general las
personas con discapacidad intelectual no cuentan con muchos espacios de
socialización y enfrentan muchas barreras para participar de la sociedad
como el resto, el resultado es que el aislamiento fue y es una realidad para
muchas personas con discapacidad, desde siempre.
Ante este contexto es vital el trabajo de organizaciones y servicios como
centros de día que acompañan de la mejor manera posible a las personas, que
las escuchan y promueven sus intereses y deseos; que generan actividades
productivas, recreativas, culturales, que ayudan a construir espacios y
herramientas para el ejercicio de la palabra, la opinión y la participación;
que buscan propuestas inclusivas, (aunque hoy las propuestas pasen por la
virtualidad); pero sobre todo que están presentes.
Ante este contexto es vital el trabajo de organizaciones y servicios como centros de día que acompañan de la mejor manera posible a las personas, que escuchan y promueven sus intereses y deseos; que generan actividades productivas, recreativas, culturales, que ayudan a construir espacios y herramientas para el ejercicio de la palabra, la opinión y la participación; que buscan propuestas inclusivas, (aunque hoy las propuestas pasen por la virtualidad); pero sobre todo que están presentes.
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